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Un Matrimonio “Rebelde”

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Del Escritorio del Pastor Pablo Prezioso

Somos un matrimonio “Rebelde”? 1 Samuel 15:23 “La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey”. ¿Cuántos tienen un marido o una esposa que es cabeza dura? El profeta Samuel le habla directamente al rey Saúl y le dice que, ser rebelde es tan grave como ser un adivino, y la arrogancia, ser un orgulloso, ser pedante, es como el pecado de la idolatría, es como ser un idólatra. Una persona cabeza dura es una persona terca, es una persona porfiada, es una persona difícil de tratar. Las persona tercas o cabezadura no ceden terreno, son personas que no dan marcha atrás, que dicen, esto va a ser así, y va a ser así, se hace como yo digo y como yo quiero. Por ejemplo, los que hemos nacido en iglesias puras Pentecostales y nos han enseñado que no debemos ir al médico a hacernos una revisación porque eso es “falta de fe” ellos no se dan cuenta que están dañando su salud, otros exageradamente hablando no se hacen ni transfusión de sangre o no comen nada de la vaca que contenga sangre, como “la morcilla” Por lo general en los hombres esta actitud está marcada cuando quieren llegar a un lugar y dicen “yo se como llegar no necesito preguntarle a nadie” y dan vueltas y vueltas por el mismo lado y nunca llegan a destino. O en esa mujer que se irrita cada vez que su marido se saca la ropa y no la coloca en el cesto de lavar. Los “Matrimonios Rebeldes” se caracterizan por “su orgullo” ya que ni uno ni el otro da el brazo a torcer cuando están atravesando por un problema. Saben que fallaron pero no son capaces de admitirlos y mantienen su postura “hasta que vuelva Jesús a la tierra otra vez” son los que se irritan cuando las cosas no se hacen a su manera, les gusta tener la última palabra en una discusión y ni hablar de la forma de trabajar o hasta de pensar de su cónyuge. Ellos piensan “El o ella no es espiritual como yo” y la palabra “flexibilidad” para ellos o ellas no existe en el diccionario de la real academia.
La Biblia dice, en el pasaje que leímos, que la arrogancia, el orgullo, el ser obstinado, frente a una idea o concepto, es comparada a la idolatría. El ser terco, es como decirle a Dios, yo digo esto y se acabó.

Por lo general una persona terca tiene miedo, y tiene falta de confianza, no confía en sí mismo, no confía en sus capacidades, por eso busca que todo el mundo defienda y apoye su pensamiento, y busca controlar a los demás a través de sus ideas. Lucas 10:41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. Aquí vemos la historia de dos hermanas que al encontrarse frente a Jesús una de ellas (Marta) desesperada por la muerte de su hermano Lázaro, la otra (María) entendiendo el mensaje de resurrección de los muertos invertía el tiempo con su maestro. Juan 11:39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. 43 Y clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!

Los tercos o rebeldes tienen que “quitar la piedra del orgullo de su vida” En vez de gritar, en vez de enojarse, o de presionar a la persona terca o rebelde, póngase a su lado y verá como el terco se desarma y se desalienta,  entonces abre el camino para cambiar de postura. Jesús lo hizo muchas veces, y era justamente esa actitud lo que enloquecía a los fariseos, lo que descolocaba a toda la gente que se acercaba a Jesús. Cuando viene la mujer adúltera ¿qué estaba esperando de Jesús? que la castigara, que la retara, que le impusiera un castigo grave, y Jesús  escribió en tierra, la miró y le dijo: Vete y no peques más, y los fariseos estaban locos, la mujer quedó desorientada. Jesús sabe como desarmar nuestras terquedades, lo hizo con Pedro al tomar la toalla y lavarle los pies. Tenemos el ejemplo de dos personajes bíblicos, Nabal y Saúl. Nabal que iba a matar a David y Saúl que ofreció sacrificio, cuando no tenía que hacerlo, dos tercos. Nabal perdió su vida por su terquedad. Saúl perdió su puesto, perdió su lugar de rey, su posición, porque todo terco tirano, todo aquel que quiera tomar tu vida, y que la quiera arruinar, y que quiera hacerte pedazos, va a terminar perdiendo su posición y perdiendo su vida si no se arrepiente antes. Recuerda que lo que ates en la tierra será atado en los cielos. No ates y desates a la misma vez. Deja que Jesús trate con la terquedad y rebeldía y al tiempo de Dios resucitará Lázaro de entre los muertos, o sea tu matrimonio será restaurado en el nombre de Jesús.

¡Hoy es el día para cambiar!